Toda alma que viaje por las ciudades, pueblos y aldeas de estos Estados y esté dedicado a difundir las fragancias de Dios deberá leer atentamente esta oración cada mañana.
¡Oh mi Dios! ¡Oh mi Dios! Tú me ves en mi humildad y debilidad, ocupado en la empresa más grande, decidido a elevar Tu palabra entre las masas y a difundir Tus enseñanzas entre Tus pueblos. ¿Cómo puedo tener éxito a menos que Tú me asistas con el hálito del Espíritu Santo, me ayudes a triunfar con las huestes de Tu glorioso reino y derrames sobre mí Tus confirmaciones, que son las únicas que pueden transformar un mosquito en un águila, una gota de agua en ríos y mares, y un átomo en luces y soles? ¡Oh mi Señor! Asísteme con Tu poder victorioso y eficaz para que mi lengua pueda manifestar Tus alabanzas y atributos entre todas las gentes y mi alma rebose con el vino de Tu amor y Tu conocimiento.
Tú eres el Omnipotente y el Hacedor de todo lo que deseas.