¡Oh bondadoso Señor! Somos siervos de Tu Umbral, resguardados en Tu sagrada Puerta. No buscamos otro refugio más que este firme pilar; no recurrimos a otro amparo más que Tu custodia. Protégenos, bendícenos, apóyanos; haz que no amemos sino Tu complacencia, que no expresemos sino Tu alabanza, que solo sigamos el camino de la verdad, que lleguemos a ser lo suficientemente ricos para prescindir de todo salvo de Ti, y recibir nuestros dones del mar de Tu beneficencia, que nos esforcemos siempre por exaltar Tu Causa y difundir Tus dulces fragancias por doquier, que nos olvidemos de nosotros mismos y nos ocupemos tan solo de Ti, y reneguemos de todo lo demás y quedemos cautivados por Ti.
¡Oh Proveedor! ¡Oh Perdonador! Concédenos Tu gracia y Tu bondad, Tus dones y Tus dádivas, y apóyanos para que podamos lograr nuestro objetivo. Tú eres el Poderoso, el Capaz, el Conocedor, el que ve; verdaderamente, Tú eres el Generoso; verdaderamente, Tú eres el Todomisericordioso; y, verdaderamente, Tú eres Quien siempre perdona, Aquel a Quien Se Le debe arrepentimiento, Aquel que perdona hasta el más grave de los pecados.